jueves, 16 de diciembre de 2010

Pesado, recuperando la música norteña


Me gusta la música norteña. Como también te gusta a tí, y a tí. A todos, aunque nos hagamos de la boca chiquita. A propósito del disco Desde la Cantina (DISA, 2010) que editara el grupo Pesado es que a mi gusto por el acordeón y el bajo sexto he sumado otras inquietudes. El resultado puede ser un amasijo de locuras... estás a tiempo de poner un disco de Lady Gaga y cerrar mi espacio.
La música norteña es una tradición cultural. Algunos estudiosos dicen que es la otra cara de la música texana y que es el movimiento de las "líneas", de la frontera pues. Yo creo que es frontera pero de muchas culturas: la urbana que ha metido a los norteños en locales, bailes y cantinas, y el campo que se nutre de muchas tradiciones. Es la frontera misma de los instrumentos: el germanísimo acordeón y el invento sureño del bajo sexto, guitarra de seis cuerdas dobles.
La norteña es música de campo. Lo primero que se escucha es el paisaje del campo, los huizaches, los corrales, las estancias ganaderas y el polvo, mucho polvo. Sus pretensiones son las mismas de cualquier narrativa: contar historias. El éxito del movimiento norteño es que sus historias son universales, directas, emotivas. Música para bailar, para amenizar una borrachera, para dedicarla a la pareja... o como la pieza con que abre el disco, Polka del Cerro de la Silla, para cantar al terruño.
Con mayor o menor fortuna se ha intentado meter la cotidianidad y lo "moderno" a lo norteño y los resultados me parecen en lo personal, fracasos. Fracasos que el mercado musical ha convertido como siempre sucede, en redondos éxitos de taquilla. En los extremos, de ese fracaso sus majestades felinas, los Tigres del Norte, queriendo empujarnos historias de ilegales y taxistas y falsos corridos de un doble sentido que raya en lo cursi se han coronado "nuevos trovadores del México moderno". En el otro extremo, "artistas" que pretenden colgarle la fama de héroe a cualquier narco sin piedad que por cortar cabezas debe ser homenajeado (¿debe? o ¿le deben?). Y cabe recordar, homenaje que no gustó al "héroe" puede costar la vida al "trovador".
En ambos casos se ha manipulado la forma, es decir, el corrido, y en ambos casos el resultado es una ridiculez o un monumento al mal gusto. No no, el corrido es como bien se sabe, la herencia del trovador, un arte (popular quizá pero arte a fin de cuentas) de saber acomodar en ocho sílabas una línea de una historia. Pero ni estamos en la Edad Media para no enterarnos por otros medios de la barbarie que se vive en el Norte, como tampoco es muy honroso que digamos tener que exaltar a un bárbaro.

(El acordeón de Mario Alberto "Beto" Zapata)

Por eso cuando escuché que Pesado homenajeaba a la tradición me dió gusto. He escuchado el disco muchas veces. Me documento le dije a Laura cuando me encontró escuchando "Cielo nublado"y hasta la he convertido en compañera de esa documentación. Pesado es un grupo que reune la esencia misma de lo norteño: regios, gordos, con el doble juego de voces, aguda y grave; conocedores de su tradición. En el disco mencionado se dieron a la tarea de regresar a lo clásico del género y hacer un recorrido por los distintos subgéneros de la música norteña: la cumbia, el corrido, la balada, etc. en canciones que vienen de los momentos de gloria del movimiento, desde finales de los cincuentas y hasta poco antes de los ochenta del siglo pasado.
Pesado es un grupo evidentemente de pretensiones mercantilistas, basta ver que los distribuye Televisa; pero han respetado esa regla no escrita que obliga a cada grupo el tener un toque distinto: un instrumento más, un acordeón distinto (Hohner contra Gabanelli, los más usados por el género), otra escala para sacar sus canciones... y sin duda han atinado en nutrirse de la esencia norteña, en volver a cantar historias simples que por esa simpleza son universales. Desde la Cantina es un disco que vale la pena porque recupera las historias y a los verdaderos trovadores: Lalo Mora, Lupe Tijerina, Carlos Salazar, Lorenzo de Monteclaro...
El cantante norteño generalmente es el acordeonista y cuando toca entra en la fascinación de su instrumento. La panza del músico y las coronas del acordeón quizá sean las responsables de que el acordeonista fije su mirada en el infinito, lo cierto es que cuando hace sonar al instrumento, el cantante mira a un punto fijo del espacio. Se encuentra a través de sus historias, con las de sus conocidos, con las de los hombres del pasado y con las del futuro.
Pesado ha hecho un homenaje en ese sentido: hacer que nos reencontremos en el futuro con las historias que no pasarán de moda porque un día el cuerno de chivo será obsoleto pero dudo que los seres humanos dejen de enamorarse y decepcionarse de ellos mismos: "quiero que sepas que yo reconozco que tuve la culpa perder tus amores". O más envalentonados: "como tengo unas cosas que reclamarte, me obligaste a que te cante esta canción..." son de los años 60 y serán de los 50 de este siglo:



Pesado nos permite pulir lo norteño y salvarlo de los escolios mercantiles de la "modernidad". Lo repito: no escuches a los Tigres del Norte. De haber seguido en la línea de Camelia la Texana seguramente estarían en la lista de los homenajeados. Homenaje de su público claro es, no de académicos, univerisitarios o de Fernando Savater, que me pregunto, ¿el señor Savater algún día ha escuchado "Flor de Capomo"?; porque Contrabando y Traición, debemos decirlo, no era un narcocorrido sino una historia de amores frustrados, en consecuencia era universal. Las glorias de La Reina del Sur están bien para Pérez Reverte pero no para agregar historias al campo.
Termino. Se ha dicho que lo norteño es "naquito" y se le esgrime que las voces son agudas hasta el asco y que la desentonación es tan agresiva como un bocinazo mal ecualizado. Lo norteño es una tradición cultural, quizá el secreto sea una mera reducción: si eres de campo, te gustará; si tienes emociones a flor de piel, te gustará. Para evitar la cerrazón: si te gustan las historias, escucha música norteña. Recordemos que desde que Piporro acompañara el bajo con su famoso "Ajúa!" lo norteño es una forma de musicalizar el campo y de contar historias. Si se pierde la capacidad de contar historias o se piensa que se ha dicho todo y se exploran anti-historias, ni siquiera estamos frente a un divertimento. Estamos sin más frente a una basura, una pérdida de tiempo.

(Eulalio González "Piporro")

Termino agradeciendo a Pesado y ni siquiera porque quiera asumirme portavoz de los que gustan de lo norteño, en eso estoy en pañales todavía, o de sus fans, que hay voces más autorizadas. Doy gracias porque indirectamente, recuperar "a los grandes de la música norteña" también puede ser un respiro de paz para el Norte de nuestro país, secuestrado por la violencia.
(A esa, ni dudar, no tenemos por qué ensalzarla)

sábado, 6 de noviembre de 2010

Sobre talentos: M. Laura Lombardini



Si hoy retomo este blog es porque me llegó por la mañana la idea de los "talentos". Descubrir qué nos apasiona y canalizarlo parace una simple decisión voluntarista pero desde luego hay mucho más. El mismo proceso de descubrimiento acerca de nuestras habilidades y cómo se canalizan es más que simplemente desearlo. No sé qué tanto venga al caso la famosa sentencia de Baudelaire: "La inspiración es el trabajo diario". Disciplina y amor puede ser una pequeña fórmula.
Reseño entonces un talento musical. Las razones son dos: amorosas sinonimias y una cuestión de justipreciar a las mujeres. Veamos (y sobre todo, oigamos) a una intérprete de música clásica: Maddalena Laura Lombardini.

Maddalena Laura Lombardini fue una violinista de la época barroca. Nacida en la musical Venecia en 1753 es un verdadero talento que quizá muchas personas, digamoslo asi, laicas en la música, desconocen. M. Laura fue discípula del gran concertista Nicólo Tartini, aquel famoso violinista "diabólico" que compuso la "Sonata dil diavolo".
Poco se sabe de sus orígenes, pero al parecer fue una huérfana que recibió alojo en el famoso Ospedale dei Mendicanti, un lugar creado para dar habitación y educación a los huérfanos y pobres que el ritmo económico de Venecia hacía crecer junto a sus riquezas. Estos establecimientos fueron muy famosos, basta recordar el Ospedale della Pieta, donde Vivaldi trabajaba como profesor.
M. Laura no era, sin embargo una alumna más. Desde joven dio muestras de ser muy talentosa y sus profesores se esmeraron en pulir esa habilidad. Precisamente ese talento la puso en la mira de Tartini.
A los 22 años salió del Ospedale para casarse con otro músico, Ludovico Sirmen, de quién tomó el apellido pero cosa rara en la época, no para sustituir el suyo propio sino para hacerlo compuesto. Toda su vida de solista y éxito será conocida bajo el nombre de Maddalena Laura Lombardini-Sirmen.
Tras su matrimonio, M. Laura se convirtió en un hito musical. Viajó a Londres, donde fue primer violín; realizó diversas giras que la llevaron hasta Rusia y como suele decirse, triunfó en Paris. Fue autora de un puñado de sonatas, conciertos para violín y cuartetos y si se puede decir así, fue una mujer triunfadora que a lo largo de su carrera amasó tal fortuna que según relata Jane Baldauf-Berdes, ella era quién realmente mantenía a su esposo, Ludovico Sirmen, que para ese entonces había venido a menos en la escena musical.
Finalmente, no se trata de hacer una reseña novelesca, M. Laura destacó porque precisamente canalizó su talento. Fue una gran artista hasta que, hacia 1780 las innovaciones técnicas en la ejecución del violín desarrolladas por Giovanni Battista Viotti hicieron que el gran público comenzara a considerar "viejo" el estilo de Laura.
Son pocos los datos que se conocen sobre su vida salvo los enunciados. La página Músic Web International contiene una reseña del libro de Jane Baldauf a cargo de Robert Hugill que nos da ciertas pistas, porque todo talento, a fin de cuentas, no se basa en una fama de letras sino en la propia demostración de sus habilidades. Les dejo entonces el Allegro del 1 concierto para Violín, op. 3, interpretado por la rusa Piroska Vitárius, dirigida por Paul Németh. Disfrutenlo, música barroca, casi neoclásica con un doble sello que por lo menos es el que percibo yo: la femineidad indiscutible de la composición y el encanto de como dije al inicio, una amorosa sinonimia.



martes, 27 de julio de 2010

Inventos inverosímiles y clarividentes: de la Máquina de Pensar a las Cañas Militares


La Máquina de Pensar

Nuestra mente siempre está trabajando. Bueno, en algunos casos no, pero siempre maquinamos algo, siempre queremos ver el otro lado de la luna.
Cosas inútiles, cosas sorprendentes, artefactos destinados a cambiar el mundo, adornos que no sirven para absolutamente nada... la lista de inventos es infinita, pero cómo no detenerse en los clásicos ejemplos: los hermanos Wright que querían hacer una especie de pájaro de papel y metal; el loco florentino Leonardo da Vinci que... bueno, da Vinci, ¿qué se puede decir?
De la inventiva del hombre hay cosas que me sorprenden por su clarividencia o por su arrogancia, pero siempre me sorprenden y sobre me hacen preguntarme: bueno, si se hubieran logrado, ¿qué sería hoy del mundo?
Antes, un poco antes. También han existido los inventos que han pasado desapercibidos por la historia y por los hombres. Pienso en aquel Geber Latino, seudónimo del árabe Yäbir inb Hayyän, científico del siglo VIII (aunque quizá en ese entonces sus tarjetas de presentación dirían "alquimista") que escribió un tratado descriptivo de la química experimental y estableció las bases para que los futuros alquimistas medievales se entretuvieran de lo lindo con nuevos reactivos, como el alcohol y los ácidos minerales.
Pero volvamos. Inventos inverosímiles no son sinónimo de fruslerías, a veces son clarividentes. Paracelso antes de morir estaba experimentando con unas "sales" presentes en los elementos químicos, que al ser extraídas de la naturaleza podrían alimentar a las plantas para que produjeran más alimentos.
Otro alquimista también clarividente fue el alemán Johann Rudolf Glauber, activo en la segunda mitad del siglo XVII. Glauber, impactado por la Guerra de los Treinta Años ideo la utilización de sus "ácidos" para fines militares. En efecto, propuso que se adoptaran unas "cañas militares" que en en forma de neblina rociarían a los ejercitos enemigos: ¡la ciencia también es poder! parecía gritarles Glauber. Pero no se crea que fue un monstruo. La alquimia también era filosofía y humanismo, de modo que en largas reflexiones morales examinó las muchas posibilidades de su invento, como el hecho de que el secreto fuera robado y los enemigos también tuvieran acceso a sus cañas y los alcances de una mortandad sistemática.

El señor Glauber (1604- 1670)

Envuelto en una polémica por la violencia de su invento, Glauber dió una justificación de sus ácidos respecto a la pólvora, el arma de destrucción masiva de la época barroca: "Con mi invento no muere ningún hombre y, no obstante, se arrebata la victoria de manos del enemigo. Y a los enemigos, apresados vivos y reducidos a la cautividad, se les puede obligar a trabajar y, en mi opinión, serán de más provecho que si se les mata". Y remata: "¿no es lícito acaso que catiguemos con la ceguera a nuestros principales enemigos, los turcos, y defendamos a nuestras esposas e hijos?" (Debus, Allen G., El hombre y la naturaleza en el renacimiento).
Dicen y dicen bien que es anacrónico utilizar nuestros conceptos éticos contemporáneos cuando analizamos el pasado, pero queda la especulación por fortuna. ¿Hoy en día, qué usaríamos si el señor Glauber hubiera proveido de "cañas" a todos sus contemporáneos? ¿Es lícito imaginar al padre Hidalgo rociando de lo lindo a los realistas porque al final de cuentas, era mejor dejarlos ciegos que permitir siguieran gobernando? Lo que es más ¿hasta dónde hubiera llegado Napoleón?
Pero terminemos con escenarios menos "ácidos", porque estoy seguro, apuesto mi cabeza, que si Raymundo Lull hubiera encontrado la manera de dar con todas las combianciones de la mente, su Máquina de Pensar nos ahorraría mucho esfuerzo, mucho esfuerzo.

martes, 20 de julio de 2010

La delgada línea entre pornografía y erotismo


Después del video, debo decir, "es la fascinación, no encuentro otro punto de partida". Es como lanzarse a un lago, encontrando cada ola alzando la cabeza para no ahogarse; pero también es la sensación de la noche, el único infinito certero que tenemos.
El cuerpo irrumpe. Es un periplo y un descubrimiento, como que el asceta y el ateo al final de su viaje espiritual regresan a su cuerpo, al puñado de carne que permite asir lo etéreo. El cuerpo es fascinante pero tiene una división que se debe tomar en cuenta: el masculino es funcional; el femenino es estético. Por eso el misterio del cuerpo femenino, fucionalidad y estética, anticipos y secretos.
Después de lo timorato, el cuerpo es cuerpo por sí mismo. Pasando por encima de los prejuicios el cuerpo es también material y vaso comunicante. Un movimiento de piernas puede decir más que una novela; un beso es más certero que la poesía. Un cuerpo expuesto dice más que una fotografía.
Aquí el dilema. ¿Dónde raya esa "exposición" con lo burdo? ¿Qué es bien a bien lo que separa el erotismo de la pornografía? Atenidos al título ambiguo de Jacques Magazine no lo sabríamos diferenciar. Entendiendo que es "soft porn" y que también se etiqueta como "adult´s magazine" todo puede ser.
Por eso, para alimentar esas dudas es que me detengo y los invito a detenerse en los avatares del arte fotográfico cuando usa a los cuerpos como objeto. Primero el video de arriba, una Lauren Young que derrocha todo menos espíritu deportivo, pero que al final de cuentas está muy fácil de entender. Si está leyendo esto y no sólo se quedó con el video, no negará que la fotografía, la dirección y la calidad de la modelo es una belleza que salva la mera vulgaridad y el machismo.
La segunda "propuesta" es la de la compañía japonesa Eizo para promocionar sus monitores medicos de rayos X. El cuerpo es fascinación, pero los nipones penetran ese misterio y nos muestran que a fin de cuentas, el cuerpo es una masa de carne y huesos. "Su cuerpo se yergue en una desnudez de carne infinitamente bella e infinitamente virgen. ¿Acaso hubieras sido capaz de imaginar esta escena tal y cómo está sucediendo ahora?", como dice Salvador Elizondo en Farabeuf. Todo puede suceder. Como la delgada línea que separa la pornografía de lo erótico, una delgada línea dice que algo es estético o francamente repugnante pero uno tiene la última palabra, gracias a Dios.





miércoles, 16 de junio de 2010

La vida y sus combinaciones



Para Tí desde luego.. y para las mayordomas de San Juan


¿Qué es la vida? Para pregunta tan elevada una respuesta enigmática: la vida es una línea.

Sí, es una línea no exenta de sorpresas, alegrías o tristezas pero siempre hacia adelante y hacia lo dado. Sin ese devenir no podríamos imaginar un Destino ni un Fin de los tiempos, o laicamente, un nacer y un morir inevitables. Qué le voy a hacer si yo nací en el Mediterráneo, como dice Joan Manuel Serrat.

Pero si la vida es una línea los humanos seríamos puntos que se suceden infinitamente. Para entender nuestra tristeza se aplicaría el teorema de Pitágoras; el amor sería la suma de los ángulos internos, quizá una ecuación de tercer grado; los días nublados podrían graficarse: en las abscisas la cantidad de sentimiento, en las ordenadas, el tiempo en que volverá a salir en sol.

Nunca podremos saber qué es la vida pero inventamos respuestas y afortunadamente tenemos mucho arte para no morir de tanta verdad. A través del arte se narra la vida en historias simultáneas que crean una red intrincada de personajes. Un individuo A realiza una acción que repercutirá en un sujeto B, y aunque el tiempo de A haya sucedido y sea materialmente imposible regresar a él, al comenzar la historia de B, el tiempo es lo de menos. La historia los unirá en un punto que desencadenará actos de tal importancia que de sus consecuencias dependerá ni nada más ni nada menos que el movimiento de la vida.

Entonces, la vida no es una línea, no puede ser una línea. La vida es azar, una mezcla de combinaciones que pueden surgir en la historia de los humanos. Lo que haga B puede ser la alegría de A, pero si C mete sus narices, B llorará a morir; sólo hasta que D por causas que sólo explica esa multiplicidad de combinaciones, aparezca un viernes cualquiera y se dedique a apagar faroles de las calles.

En la cultura china se aprecia mejor esa idea de las conexiones, del accidente que origina al mundo y condimenta la cotidianeidad. Si nuestro pensamiento prefiere una dialéctica en la que los opuestos de superponen, los chinos consideran que el mundo está en el momento exacto, a veces único e irrepetible, en que los elementos se unen para lograr la armonía del universo. La posibilidad de combinaciones es infinita, y por eso existen textos que hablan de las mutaciones, de la variabilidad, del significado de las combinaciones como el I Ching. Al final, hay más justicia en esa cosmovisión que conjunta la armonía de todos los elementos, lo mismo los vivos que los inanimados, y que privilegia el momento exacto en que se unen.

Apenas con esa complejidad podemos observar las relaciones de los individuos entre sí, incluso el amor, incluso la tristeza, la esperanza o el abrazo oportuno. Aunque no comprenderemos jamás el por qué de la vida podemos saber algo con la certeza de un matemático: el día de A espera la mezcla de las veintiséis letras del alfabeto.

viernes, 11 de junio de 2010

Música para caminar



Caminar es un acto entre liberador y exultante, pero también es un momento para los encuentros. En largas caminatas uno puede enamorarse, o como Kant, a fuerza de costumbre terminar a un instante de la locura. Caminar es seguir el propio ritmo, encontrar la respiración del cuerpo y las junturas de las piedras.
En lo personal me considero caminante aunque por circunstancias desconocidas (léase pereza) me resisto todavía a subir el Sacromonte, en Amecameca. Pero he caminado desde niño y estoy casi casi a punto de escribir un Método para caminar en Tepetlixpa. Los primeros pasos consisten en cerrar los ojos cada que sea posible, en acompañarse de un ser amado o lo suficientemente querido para que no nos considere locos (reconozco mi deuda, no es lo mismo caminar a solas), en determinar un punto de salida pero jamás limitar las llegadas y finalmente, un punto importante para los caminantes solitarios, el escuchar música.
Como he dicho en otros post, todas las listas son arbitrarias, pero hasta ahora la música número uno para caminar es la clásica. Sucede que la música es un vehículo deslizante y como los tlaloques, también barre el camino.
De modo que, si uno tiene los pies ligeros y parece que la caminata es un ensayo de vuelo propongo a Vivaldi, el Concierto para mandolina en sol mayor... uhm, la mandolina honor a la verdad ha sido medio secuestrada por las rondallas y los coros de las iglesias, pero la pieza es fenomenal:




Aunque otra opción, para días de viento y en los que sea necesario tomar un descanso es la versión coral del mismo concierto, interpretada por Bobby McFerrin y Yo-Yo Ma:



Finalmente, si su deslizar es más bien una sucesión de imágenes o camina por diversión y enamoramiento, deje al maestro barroco en casa y saque sus discos de jazz... o de tango. Para profundizar en su vida mientras desciende calles le propongo escuchar Panique au Theatre, un soundtrack de la película Armagedon, de 1971, del maestro Astor Piazzolla. ¿Por qué un soundtrack?, bueno, si en efecto a todo lugar le hace falta, como dice Borges, una poética y una metafísica, el mejor ensayo son las películas. Anímese, en su caminar podría ir al encuentro de usted mismo y con Panique estoy seguro que puede andar a veinticuatro cuadros por segundo... o escuchar veinticuatro veces seguidas la canción, que como una buena caminata tiene un punto de partida pero no sabemos a dónde nos puede conducir:


domingo, 16 de mayo de 2010

En recuerdo de las mil noches



Sentado en su tienda de pelo de camello, con la mirada puesta en los Santos Lugares, Ibrahim soñaba por centésima vez que había escondido un huevo de pájaro Roj en una montaña cerca de Medina. Pero en el sueño dudaba si se trataba de un sueño o de un hecho real, entonces, Ibrahim soñaba que estaba soñando en una tienda de pelo de camello y que en su sueño dudaba.
Ibrahim tenía cientos de discípulos. Les inculcaba el crecimiento interior que apareja el aprendizaje de las cosas útiles y la trascendencia de las necesarias para el hombre. Canoso y encorvado, de barba espesa como ramo de algodón, parecía un auténtico compañero de los dos grandes maestros, Aristóteles y Avicena.
Antes de vivir en su tienda, por gracia especial de visires y con la bendición de los sucesores del Profeta, Ibrahim se desplazó a Córdoba, donde destacó interpretando las leyes divinas para formar la jurisprudencia. Conoció también de la música y la literatura para cantar las loas de Almanzor y don Julián. Para recordar a los hombres de las cosas del Dios de los cielos se entregó con fervor al estudio de la exégesis. Conoció las obras de al-Tabarí, al-Baydawí, incluso la de Abu Hayyan, pero Ibrahim veía al Dios del Profeta, el mismo de los ismaelitas y sus parientes judíos, de cristianos y aún, por lo que le referían los viajeros, de esos pueblos del Oriente donde la tierra tiene sus límites y el universo se expande en estrellas y luceros.
Un día en que el sol estaba color bermejo, Ibrahim detuvo su explicación de la Ética de Aristóteles y manifestó a la concurrencia que había vivido cuatrocientos cuarenta y cuatro días y que apenas estaba llegando a la plena madurez. Sus discípulos le preguntaron en qué justificaba esa longevidad y respondió que en la misma eternidad de los cielos, que le habían compartido un fragmento de su historia. A partir de ese día Ibrahim dejó de soñar con el huevo del pájaro Roj y comenzó a soñar en partes iguales escenas del pasado y del porvenir.
Ibrahim dejó de compulsar los libros del Maestro y se dedicó a meditar la Historia. La conocía con el desenfado del que ha vivido todas las cosas y ha experimentado en carne propia los sucesos miserables y los momentos gloriosos, pero Ibrahim, celeste y puro, se resistió a dar explicaciones de sus fueros; despidió a sus discípulos y regaló la tienda de pelo de camello.
Una mañana brillante se retiro al corazón del desierto y nadie le volvió a ver jamás. Dios conoce todas las cosas. Él no asocia a nadie en su sabiduría.

domingo, 9 de mayo de 2010

Poesía y eternidad desde Tepetlixpa



Difícil, muy difícil es escribir sobre la poesía, ya no digamos hacer poesía; de hecho lo único que he tomado de ese arte son sus herramientas para observar, sentir, respirar...
Se preguntarán a qué viene esto. Bueno, pues es que en estos apretados días de tanta tarea, volví casi incidentalmente a escribir (digamos mejor a intentar) poesía.
Pero antes quisiera exponer mis temores. Hay tanto que decir sobre la poesía que sólo el silencio puede dar idea, en su majestuosidad y alcance, lo que la poesía es. Descubrir mundos, buscar lenguajes, mostrar otros mundos que en realidad son este mundo suena tan fácil de decir... y sin embargo es tan dificil de lograr que hay que ir con tiento en esas tierras de los dioses poéticos. Dioses que por otro lado también pueden ser demonios, pues bien dice el Corán (Sura XXVI, 221-226):

¿Acaso he de informarte sobre quién descienden los demonios? Descienden sobre todos los embusteros pecaminosos que explican lo oído, pero, en su mayoría, son embusteros, descienden sobre los poetas, y son seguidos por los seductores. ¿No ves cómo andan errantes por todos los valles y dicen lo que no hacen?

Lo sé, esto es demasida introducción para un mero pseudopoema, pero todavía resuena en mí la lección de "El espejo y la máscara", el cuento de Borges (El libro de arena) donde el Alto Rey ordena al Poeta que inmortalice su victoria de la batalla de Clontaf. La primera versión es una loa que sigue los recursos técnicos aceptados por los poetas, una versificación clacisista de hermosa y delicada factura que emociona al Rey, quien sin embargo ordena una segunda versión. En ésta hay ya una revolución: "no era una descripción de la batalla. Era la batalla". El Poeta creaba metáforas, mostraba la vida. El Rey, encantado, da su veredicto: "esta supera todo lo anterior y también lo aniquila. Suspende, maravilla y deslumbra", le dice al Poeta. Por lo mismo le ordena una obra más alta aún. Vuelve al poeta al cabo de un año. Se ve pasmado. No quiere decir su poesía, diciendo que Cristo nuestro señor le hubiera prohibido su ejecución; pero el Rey lo anima. Dice Borges: "el poeta dijo el poema. Era una sola linea".
Ambos, Rey y Poeta, paladean la poesía, la sienten, la gusta como una belleza y una blasfemia al mismo tiempo. Ambos quedan turbados y maltrechos. Saben que en el poema están todas las maravillas del universo, el influjo del Espíritu, la fórmula de un pecado. El Rey va más allá, conocieron la Belleza, que es un don vedado a los hombres. Urge una expiación a semejante pecado.
Y cierrra la narración el maestro argentino. Al Poeta se le dio una daga, el Rey "es un mendigo que recorre los caminos de Irlanda". Poesía, poesía, poesía...
Mejor me callo y les dejo el Intento (desde la Parroquia de Tepetlixpa, todo es posible):


No eres tú

ni tu sombra, ni el reflejo de un reflejo,

llevas sangre en las venas

del corazón te brotan árboles;

eres tanto como el color de la tarde

o la extensión del horizonte.


Tu vida no es más larga que un incendio

tus días no más grandes que una flor:

el tiempo no existe.


Sin embargo ya estuviste aquí

viste la misma puesta del sol

el derrumbe de otro templo que es este templo,

moriste, para encontrarte con otro yo.


Abre los ojos. Eres parte de lo eterno

tu voz se guarda en las piedras,

tu corazón tiene vida de muchas vidas

eres sangre y animal.

Algún día en el futuro

Oíste los compases de esta charla.




miércoles, 24 de marzo de 2010

Cuentos chinos

Para Laura, porque tu sí dominas el arte del cuentista




En últimas fechas mis actividades giran alrededor de libros y lecturas que hasta he terminado involucrando en eso de copias y bibliotecas a medio mundo. Antes de que mi espalda se destruya o el cuello me haga maldecir a las sillas, quisiera compartirles lo que pueden encontrar en la antología El joyero de la cortesana, una obrita publicada en 1989 por las Ediciones en Lenguas Extranjeras de Beijing,

La dinastía Song (960- 1279) y la Ming (1368-1644), en los que se escribieron estos cuentos, representan dos momentos capitales de la cultura china porque corresponden a momentos estabilizadores. La dinastía Song, precedente de la cultísima dinastía Tang, unificó por primera vez a China, consolidó los avances culturales e implementó contundentemente las reformas administrativas que servirían para el advenimiento de la economía de mercado. La mayoría de los cuentos son precisamente el retrato de ese tiempo y su sociedad, aunque claro, el cuentista se convierte en un pensador colectivo mientras ejerce su oficio. Los “cuentos chinos” son cuentos con un fin preponderantemente oral, instructivo y aleccionador pero no moralizante; son narraciones y folklóricos, son absolutamente populares.

A diferencia del gran corpus cuentístico “exótico” que son las Mil y Una Noches, los personajes de los cuentos chinos no son seres voluptuosos, sino discípulos de Confucio, por lo tanto, creyentes y conscientes de que el Cosmos es una armonía que regula todos los niveles de la vida y aún, a los seres inanimados. Esa conciencia colectiva de la armonía y la contemplación imprime características propias de la cultura oriental, como el antiguo ideal de la dinastía Tang según el cual el hombre tenía que ser universal y en consecuencia, antes de pensar en formar familia o trascender individualmente, el individuo tenía que ser (o convertirse) en un poeta, un pintor y un hombre de Estado, o lo que es igual, en un erudito.

En consecuencia, los personajes de estos cuentos actúan inconscientemente para cumplir ese ideal. El narrador relata los exámenes imperiales, la vida palaciega que sin embargo es burocrática; retrata a los eruditos en la contemplación de sus hermosos jardines o componiendo alguna pieza poética; estudiando libros clásicos, realizando operaciones comerciales, orando o dictando leyes, y nos introduce en la sociedad provincial que se refina: hermosos palacios, maderas pulidas, flores, vino de arroz, jardines zoológicos, joyas, escenarios como los poemas de Li Po.



Cuando se habla de una sociedad siempre se emiten juicios de valor. El canal que la humanidad ha utilizado para ellos es la poesía, ya sea en términos proféticos o incluso en sátiras. Tengo presente la película de Zhang Yimou, La maldición de la flor dorada (2006) que precisamente está ubicada en la época de la dinastía Tang. En la película, a determinadas horas del día unos monjes recitan algunos versos que contienen una reflexión profunda sobre el sentido del tiempo y el devenir; una suerte de oficio de las horas oriental que sin embargo supera con creces el ritual católico.

En El joyero de la cortesana, la inserción de poemas cumple la misma finalidad. Los versos se convierten en reflexiones, en arquetipos colectivos y en ellos descansa parte del subconsciente chino, universal y particular a la vez. Me refiero a que no tienen como pensaríamos un despliegue de efectos mágicos, o la intervención sin medida de seres sobrenaturales, prejuicio que se ha creado desde las películas de artes marciales plagadas de efectos especiales inverosímiles.

La cultura china en realidad no requiere de un sustento sobrenatural. El devenir de la vida está estrictamente ceñido a una predestinación, de modo que al hombre lo que le resta es hacer el bien y buscar su felicidad; eso sí, siempre dentro de esa necesaria armonía con el universo que le rodea. El poema se convierte en aforismo, como sucede con el inserto en el cuento “El erudito orgulloso”:


La prosperidad y la ruina están predestinadas por el Cielo

La felicidad y la calamidad están ordenadas por el hombre


El aspecto moralizante es tan sutil que no se convierte en una carga y por el contrario muestra muchos datos que ilustran sobre la sociedad de la época. Es una moral flexible, basada en la razón; pues para el erudito Song, la respuesta a todos los problemas de la existencia podía encontrarse con la debida hermenéutica en los textos clásicos del confucianismo.

También podemos encontrar algunos datos sobre el sistema legal Song, pero siendo un conocimiento particular, no es este espacio para tratarlo. Solo mencionaré que pueden encontrar similitudes con nuestras tradiciones contractuales de consignar operaciones por escrito, atestiguar, garantizar el acto y formalizar el documento fuente de la obligación, actos que se pueden observar en “El erudito orgulloso” y en “El hombre y el caparazón de tortuga”.

Los cuentos son reales, más bien sociológicos. Aunque sus principales personajes siempre son Shen Shi, la “pequeña nobleza” provincial, atinadamente abarcan a toda la sociedad sin ser mordaces sino simplemente justos. Observamos entonces a los monjes taoístas cuando bajan de sus monasterios a los pueblos para divertirse, bebiendo y comiendo sin cortapisas gracias a sus disfraces de gente común y corriente y luego ser desenmascarados públicamente; también a los comensales de tabernas, viajeros, pescadores, ladrones, prostitutas, vividores, viejos sabios y justos, parásitos de la vida cortesana, y a todo el mosaico de personas que conforman una civilización.

Dominar la escritura de un cuento es un gran arte, disfrutar buenos cuentos es cosa de decidirlo. ¡Ojalá puedan leerlos!