lunes, 27 de julio de 2009

Tepe

Estar aquí en este pueblo es una más de mis dualidades, pues el campo me define y contiene, pero la ciudad es una aspiración, literalmente, de otros cielos.
Escribir sobre Tepe es un ahnelo, una filiación
que cabe en la definición de la identidad, cómo que aquí, bajo los cedros del panteón descansan mis antepasados; y escribo con una alegría que según me han dicho, a veces debería ser más risueña que formal. Aún hay mucho para Tepe, el pueblo que no tiene centro y que está en laderas, pero también quisiera tener a mano un extenso patrimonio en el cuál me vacie o transfigure, y eso sólo puede ser en la ciudad, que por cierto, después de un tiempo me hastía y necesito cambiarla por otra.
Ah.. para hacer un libro al estilo de Sergio Galindo... sólo que en Tepetlixpa, la neblina no es ese espíritu que cobra vida, en Tepe hay barrancas, laderas, cielo y como dicen los versos de Eduardo Mosches:

nubes
señales para un pueblo
que medita

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