domingo, 29 de noviembre de 2009

Laura, "la joven en un verde laurel"



De Petrarca se dice que es el "primer hombre moderno", el gran forjador de la lírica e incluso que estaba literalmente loco (por lo menos con cierto grado de esquizofrenia y muy propenso a la melancolía); se dicen muchas cosas, lo que hoy quiero decir de él está enfocado a su Palabra, y por ella, a Laura.
Laura de Noves (1308- 1348) fue la gran musa de Petrarca, una mujer que pasó a ser arquetipo, personaje literario, lugar de comparaciones y a veces, lugar común no solo de las letras como del sentimiento. Era Laura una mujer blanca, gentil donna, para algunos algo respingada de nariz y para otros dueña de un carácter tan flemático que aún para el Renacimiento era una señal de mucha arrogancia; sonrisa de Mona Lisa, caracter a un tiempo rebelde y sumiso, miradas entornadas y formas explosivas. La vio Petrarca un viernes santo en Avignon... y comenzó su locura de palabras y sentimientos para toda la vida.
Palabra... Petrarca fue un Príncipe de las Palabras que como buen nominalista echó por la borda los universales y comenzó a recuperar el oculto sentido de las cosas desde su nombre. Al margen de Petrarca lírico, creador de sonetos, forjador de la crítica literaria e incluso del alpinismo, está ese Petrarca que desposita en el nombre una forma de entender al mundo, de colorear sus sentimientos e invocar pasiones desconocidas. Si Laura es la principal detonante, ¿qué hay con Laura? ¿cómo amar a Laura?
Imaginemos al babeante Petrarca asediar a Laura, escribirle sus canzonas, sumergirse en aguas medicinales cuando la ansiedad lo derrumbaba y no sé, hasta su casa en Fontaine de Vaucluse, donde seguramente surgió la idea de llenar a Laura viva de una orla y a su Laura muerta convertirla en una donna angelicata en la plenitud del Paraíso.
Comenzó por asociarle sus orígenes, el laurus, las coronas de triunfo, los símbolos de gloria, de Victoria; a jugar con todos los extremos del nombre: el árbol sagrado de la India, las hojas perennes, sus funciones medicinales, las maderas olorosas... y luego, ser consciente que el laurel no es sino la ninfa Dafne, que huyendo del acosador Apolo le pide a Peneo que la convierta en árbol: símbolo del amor imposible.
Laura de Noves, mejor conocida como Laura de Sade, fue la gran pasion del poeta. Un amor, una pasión, una epifanía, una búsqueda y un encuentro. Petrarca la hace diosa pagana y virgen cristiana, el objeto de sus más ardientes deseos y la mujer casta que sólo en la contemplación puede ser poseída. En sus recorridos por el campo pudo Petrarca visualizarla como su amante perfecta, y al regreso de sus bucólicos escapes, darse cuenta que la pobre Laura vivía junto a un De Sade, familia demente, de agresivos e impotentes hombres que parecían un cerco para la consumación plena... ¿plena? dice la leyenda que el amor de Petrarca fue platónico, basado en la pasión y refrenada por lo inalcanzable que se funde en la poesía. Dice otra, en una hermosa refutación, que en realidad, Petrarca accedía a casa de madonna Laura a través de un pasadizo secreto, cuando el viejo y brutal De Sade (antepasado del viejo Donatienne) dormía la mona.

Palabras y contradicciones. Justo así es Petrarca. Príncipe de la palabra y rey del oxímoron, pues su lírica contiene las contradicciones como una forma de reducir las pasiones en un texto escrito...y sólo en Laura podían caber todas las contradicciones y palabras de esos textos.
Laura-Laurel, la madonna vestida de verde es la única manera de entender el genio petrarquino, aún cuando éste se suele definir en el binomio pasión-inspiración. Sin Laura y la exquisita mistificación de su nombre, sin Laura y su condición de mujer ajena y propia, sin Laura y su "cabello de oro reluciente" quizá Petrarca hubiera sido simplemente un poeta toscano celebrando el aire de los Alpes, las dulces aguas de Vaucluse, las delicias de su huerto de lechugas... o quizá, el notario Fancesco di Ser Parenzo, jurista graduado de Montpellier y Bolonia.
De no haber visto a Laura ese viernes santo, no hubiera tenido los principios de esquizofrenia, ni la terrible acedia que lo "hiciera tan distante/ de mi mismo, y huyendo de la gente", hubiera muerto también de peste y estaría en el panteón de los poetas olvidados...
Más, honor a quién honor merece, Laura de Noves/Sade sin Petrarca hubiera sido una mujer, que como las muchachas romanas que vivieron antes de ella, tomaban laurel macerado con la esperanza de recuperar un amante perdido. Uno no visto, ni oído, pero en lo más profundo de su ser, alcanzado a vislumbrar...

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Mario "walking arround"



Locos. Locos. Jesús exorcizó a unos y metió sus demonios en cerdos que se despeñaron en una laguna. Mahoma recitó de memoria que los locos son también endemoniados... y que en los poetas los demonios se ensañan.
Luego Foucault. Un loco para escribir la historia de la locura; para describir los tratamientos, los cubetazos de agua y el desprestigio social del "tocado". Pirados, dementes, endemoniados, chiflados, loquitos... legiones de valerosos hombres y mujeres que pueden pitorrearse de lo común y entender el idioma de los perros. Juan se acurrucó en la cruz del atrio. Su barba mugrosa le daba un aire de apóstol, con una biblia de cartón y báculo de escoba. Juan, nuevo evangelista de evangelios apócrifos. Sacó de pronto un cristal mágico, fondo de caguama, para otear el horizonte y ver las estrellas. Tomó apuntes en su memoria y luego pateo a su perro, iconográfico animal para futuras representaciones del santo loco. "Lo ves Perro, las estrellas no mienten. Perdóname que te pegue, pero luego te pierdes en tus discursos y tus amores. Vámonos cabrón, a tí te quiero más que a los niños".
Locos, vivan los locos. Admiro a los locos, al valeroso Chayanne, por otro nombre "La Paxcona" (¿qué es Paxcona? sólo Dios y los abuelos saben) que carga su bulto de tierra, enseña las nalgas y se da el lujo de caminar a las doce de la noche rumbo al Pueblito, Cuecuecuauhtitla (sí señores, debe ir con la "h").
Lo veo sentado en las tiendas, con su sonrisa milenaria, su botella de refresco y su cristal para ver las estrellas; si enfermo o embrujado da igual. Chayanne/Paxcona rie, se pitorrea del frío, de la maledicencia, se rasca la barriga; es el único al que se le perdona que devaste el monte para buscar tierra; se deja la barba de hierático Barrabás o de un Yojimbo en tierras del volcán. Me mira y sonrie.
Es Paxcona/Chayanne contra mi formación basada en Descartes: cogito, ergo sum; contra la lógica analítica, contra Austin, contra Eduardo García Máynez y sus catorce horas de estudio. Vuelvo los pasos sobre mi escritorio, sobre los libreros que casi he terminado de revisar y sobre mi cara. Vuelvo sobre mi rareza, mis días colgado de recuerdos, las mujeres que han pasado y la ansiedad de días que "ya casi" vienen.
Los gritos desde La Castañeda retumban en la noche y el buen Renfield pide a gritos que le manden moscas y gatos para preparar la venida del maestro. Hermano Renfield, espera, que ya te consigo tus gusanos: ¡buen atracón te darás!
Termino el día. Mi reino por un caballo, mi cordura por un poco de locura, para ser la orilla de Masa donde Mario "walking arround":

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

[...]

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapatería con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

(Que Neruda también era un loco). Ciao!





martes, 24 de noviembre de 2009

El Popo... burlándose de uno



¿Qué ha sucedido? Perder la libreta fue perder un poco de memoria, aunque también obliga a que la cabeza trabaje. Entrar en un estado de rareza total, hace mucho no sentido, es lo de hoy. Si tú lees esto ya sabrás a qué me refiero.
Pero ¡albricias! estoy comenzando nueva libreta y qué mejor que volver al bucolismo. De todo lo que se contamina al abusar de la palabra "amor", lo más inalterado es mi amor al campo, una profunda devoción que me acompaña desde niño y que me ayuda a salir a flote.
¿Han abrazado a un árbol? Deberían hacerlo. Cerrar los ojos para un budismo ad hoc y sentir el paso del viento, los olores de cada estación y los sonidos de la tierra sería el complemento. Nada de spas, nada de jugar Farm Ville en Facebook; vayan a lo más cercano a un Campo y déjense llevar por el ambiente.
A pesar de mis angustias y rarezas, hay tiempo para la lectura. Por el Campo volví a mis clásicos, a recoger de Virgilio el fondo sentimental de las yugadas de tierra, a querer, como él, dejar botado todo compromiso en la ciudad para estar en su finca sembrando limones. Por el campo, por mi rareza, volver a Landívar, el guatemalteco que describió el Jorullo y los trabajos de abejas y castores. Por el desma que traigo dentro de mí, ayer volví a Tibulo, leyéndolo en los rincones más inusitados del pueblo.
Ea.. ahí me tienen, en el rincón del atrio, frente a los volcanes y a punto de perderse el día. Leyendo para luego repetir,

Que bien se vivía cuando era Saturno el rey, antes
de que en largos caminos la tierra se extendiera...
No tenían puertas las casas, no piedras hubo en los campos
fijas, que en ciertos límites las siembras dividieran...

Poesía. Siempre rescata al más derrumbado y confuso de los hombres.
Imagen final: no en balde se fundó el pueblo en una loma. A punto del Invierno, el sol se oculta entre los montes del poniente, justo enmedio; el sol se va a dormir a El Jardín...
Y el Popo... ¡diablo de volcán! tiene distintas caras... y siempre se está riendo de uno.

martes, 17 de noviembre de 2009

El panteísmo y la ciencia

Con tanto ajetreo no he podido acudir a esta orilla. El otro día la dra. Antígona Segura me hacía ver en un comentario que en su conferencia no habló de inteligencia artificial, sino de vida extraterrestre, que de hecho fue el título de su participación en el Jueves de la Ciencia.
Lo que quisiera compartirles ahora es a un tiempo una fe de erratas y un punto de vista. Lo segundo, porque en verdad la conferencia citada me hizo revolver muchas ideas y ensayar mezclas de la ciencia con la poesía. A estas alturas espero no equivocarme mas con los conceptos, así que les dejo la impresión original, del 22 de octubre.

Fui a Ozumba a la conferencia del Jueves de la Ciencia. Se presentó una doctora que abordó el tema de la vida extraterrestre, desde obviamente, una postura científica. Sobre los resultados, que me parecen interesantísimos, lo que se me quedó fue más bien una idea acerca del panteísmo. Esta declaración es un tanto enfática, pero dentro de la conferencia, la doctora comentaba que la vida es parte de una evolución constante, que las antiquísimas cianobacterias llegaron a “contaminar” tanto el ambiente con sus emanaciones de oxigeno, que permitieron el paso de una nueva forma de vida.

Pero hay precisiones importantes, por ejemplo, el estar conscientes que eso de “formas de vida” es una palabra hueca, ya que todo ser vivo sobre el planeta pertenece a una sola y definitiva forma de vida, delimitada por el oxígeno y por compartir condiciones globales de elementos, desde la temperatura hasta la posición respecto a nuestra estrella, el Sol. El panteísmo que digo más arriba es el de Walt Withman, que en una parte de su Canto a mí mismo dice que en realidad la muerte no existe, porque el surgimiento de una flor es señal de que la vida continúa en formas diferentes, por siempre. Es la misma idea de Elias Nandino, con su “polvo confluente”, que hace a la mariposa, el lobo, la bestia, partes del original polvo de los hombres. La conclusión es que sólo al poeta le cabe la concepción del infinito como un espacio que se puede reducir en la profunda intuición que le nace de su Arte. Sólo el poeta puede abarcar todas las formas del infinito, que contra la supuesta forma del espacio sideral, puede estar en las formas más minúsculas e insospechadas. Porque, ¿cómo no creer en un infinito de tramas y de mezclas? En el mundo de las bacterias, la sociedad humana es un infinito, y resulta que por pura sucesión se van formando miles de infinitos. Con todo eso, el infinito es una idea vaga que responde más al tamaño que a la inconmensurabilidad; entonces, puede que los humanos seamos unos seres pequeñísimos, insignificantes, pero es su producto, su mundo interno y el de sus invenciones culturales lo que lo eleva en la categoría de seres vivos. Con todo esto, amo mi condición humana.

Las ideas de la finitud de la tierra, del tiempo como algo innecesario para entendernos y sobre todo, el que los científicos no busquen “vida inteligente” sino “civilizaciones comunicativas” me pareció formidable. Cómo no, si resulta que no se puede medir la inteligencia sino la capacidad y las funciones del intercambio de comunicaciones, el surgimiento de tecnologías y herramientas que tienen por fin último comunicar a seres de la misma especie.


martes, 10 de noviembre de 2009

Mario, Mario, Mario



No ha todos les he dicho que me gusta jugar con mi nombre. Jugar entre comillas, más bien he creado un juego absurdo en el cual, la mayoría de tocayos que tengo han sido desastrosos y se recuerdan por nefastos. Tampoco a todos les digo que me gusta comenzar la relación de Marios desde aquel tío de Julio César, cónsul y pro-hombre que organizó la milicia republicana; y no lo digo porque habrá alguien que me haga ver que quizá aquel republicano Mario pudo ser corrupto y conspirador del senado. Mario Janos, sería mejor llamarlo.

Mi lista de tocayos ha sido abundante. Agrego ahí a conocidos, amigos, artistas y a gente de paso por la vida que algo me dejó. Para que estén en esa lista no tengo objeciones ni requisitos sino el descubrir su lado nefasto. Aclaro, también he conocido a muchos tocayos que son las más grandiosas personas, pero habrá tiempo para hablar de ellos.

¿Cómo comenzó este juego? En la primaria éramos tan pocos alumnos que por años fui el único Mario de toda la escuela y desde entonces nadie, salvo un vecino esporádico me ha llamado Beto. Mario aquí, Mario allá. En esa singularidad, un día, 24 de marzo, al ritmo de La Culebra se oyó un disparo en Tijuana y en lo que un niño puede apreciar, supe que habían matado a un político. Ahí comenzó la carrera: en la noche dijeron que el asesino era un tal Mario Aburto, chino, de bigote y quizá un tanto loco. Al dia siguiente era “¿Te llamas Mario… Aburto?” Desde ese momento supe que Mario es un nombre universal.

Luego conocería a un Mario Bezares revolcándose en el suelo, no sé si como prefiguración de Paco Stanley revolcándose en el piso de su Navigator cuando lo mataron. Después, muchos Marios locales.

Una amiga que es más que mi amiga y espero no lea esto, fue la que acentúo todavía más el que encontrara Marios negativos. “Me choca ese nombre, así que por favor no te pongas así”. ¡Ah, dioses de la personalidad! Me vi en la disyuntiva de llamarme Alberto, que se me hace un mero complemento, o adoptar Masa como un nombre artístico (se lo debo a mi primo Osvaldo), si me permiten el disparate: ganó lo segundo.

Ahora, muchos años después, cuando creía que esa tontería de mi lista había sido un invento de adolecente, encuentro a más Marios que quieren hacer méritos para entrar. Apenas el viernes tuve el encontronazo con un tocayo, di-rector (él cree más bien que es amo) de la cultura oficial de Tepetlixpa. Aquí valdría la pena saber si estas ideas no son sino proyecciones mentales y resulta que en los homónimos hay un desdoblamiento de mi parte negativa a la que doy la espalda o que ignoro. ¿No seré también un nefasto? ¿Podre hacer la teoría del nombre maldito? No lo sé con certeza.

Para equilibrarlo, comenzaré mi lista de tocayos buena onda. Toda lista es una imparcialidad, pero dentro de ella caben Mario Vargas Llosa, Mario Botta, Mario Pani, Mario Testino, Mario Benedetti y por qué no, aquel viejo Cayo Mario, El zorro de Arpinum, el Tercer fundador de Roma… a ellos les digo que me encanta mi nombre.

lunes, 9 de noviembre de 2009

The wind of change (1989-2009)



Veinte años atrás el Muro de Berlín se hacía añicos llevándose entre fierros retorcidos los fantasmas de una ideología. La Guerra Fría llegaba a su fin simbólico y las multitudes se avalanzaban por las calles para festejar el Final. Como en todos los finales, las emociones del momento son las únicas visibles. ¿Qué vendría después de? Nada lo resumiría tan perfectamente como la canción de The Scorpions, The Wind of Change:

the future´s in the air I can feel it everywhere
blowing with the wind of change

El futuro en efecto sopló por muchos rumbos. Sobrevino una sociedad con nuevos símbolos y valores que en un tiempo sorprendente ha traído a la humanidad a distancias aterradoramente hermosas.
Pero si me refiero a esta importante fecha es no sólo para festejar el 9 de noviembre, sino para revisar nuestro presente. Mi generación ha crecido entre cambios estructurales, la aparición de un nuevo orden mundial y la tiranía de la tecnología; en resumen, la indiferencia nos gobierna y perdemos la capacidad de asombro. Hoy por ejemplo, amanecen los Estados Unidos con un proyecto de salubridad pública que significa el trastoque a su liberalismo individualista para ensayar por vez primera un modelo social: si lo acepta el Senado, el 97% de la población tendría acceso a una seguridad social de alta cobertura. Pero recordemos que meses atrás, las manifestaciones en Washington eran ¡para condenar a Obama de comunista!
Celebrar la caída del Muro de Berlín es casi obligado para los que vivimos en esta época de grandes transformaciones. Para nosotros, que éramos niños cuando eso sucedía, es no perder de vista las transiciones y actuar en consecuencia. El problema es que se desmorona esa transición y no quedan muchos espacios para actuar con la certeza de que la democracia, la libertad como modelo de vida, los espacios ciudadanos ganados a pulso al gobierno y la transparencia sean en efecto lugares visibles en el mundo.
Pero festejemos de todos modos.
A partir del 10 de noviembre de 1989 comenzó la Edad de la Globalización y como todas las edades de la historia, es en el tiempo fronterizo cuando se acomodan los engranes y surgen los actores que llevarán a buen término la transición. Entonces, sí apuesto por una forma de usar benéficamente la globalidad, sí creeré en que la libertad es esencial para el desarrollo de cualquier sociedad e incluso creeré que pronto ha de surgir en la escena política una opción que incube una propuesta social democrática de alto nivel y sobre todo de credibilidad. Pero los invito a que no nos perdamos en los aires de cambio y que la sorpresa nos siga aguardando a la vuelta de la esquina. Si nos quedamos en letargo, hasta el poder de las palabras pasa desapercibido y una mentada de madre se convierte en un saludo.
En fin, valgan estos párrafos como un homenaje a los caídos en el Muro, a los jovenes que sustentaron los movimientos de transformación política y a los últimos románticos que no morirán aunque nuestro mundo parazca una soberana mierda.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Para festejar a Sor Juana


El día 12 hay que celebrar otro cumpleaños de Sor Juana y por tal motivo, la recién estrenadita Asociación de Escritores de Tepetlixpa realizará una lectura de poemas en un programa donde habrá música, cine y café. Están invitados cordialmente, la cita es en la parroquia de San Esteban a partir de las 18:00 hrs...

miércoles, 4 de noviembre de 2009

OCUPADO

Lo raro es tener muchas ocupaciones en la parte más laxa del año. Raro es tener la cabeza fragmentada para ocuparla en pequeñas chambitas. Más raro es que parezca hombre ocupado y no pueda decirlo así de tajante.
Quiero compartirles que ni he tenido tiempo para leer como se debe. Estoy a medias entre Reyes y Borges, mi ensayo sobre Tepe descansa el intermedio y tengo unas condenadas ganas de leer hasta que me revienten los ojos, escuchando buena música y tomando café. Tengo ganas de escribir en mi barda, pero hace tanto frío que sería como suicidio. Me hace falta caminar más.
A todos les digo que estoy muy bien, pero hay por ahí alguna cosita que me produce nervios. A su tiempo les contaré. Mientras tanto, para relajarme y por si alguno considera que vale la pena gastar 5 minutos leyéndome, les dejo unas líneas que invariablemente están dedicadas a la i-nominada persona:

Brota nuestro día en el espejo del agua,
oscilante vaiven de palabras y silencios,
caminata imaginaria que lleva a ninguna parte
y en tu nombre se detiene:
brotan las flores, se levantan imágenes,
llueven piedras en el pavimento
cada fragmento, cada fenómeno
son partes del misterio, del saber
qué eres, quién eres, dónde vives.