martes, 29 de diciembre de 2009

Estudios tanguísticos para cerrar el año

En estas fechas es medio abusivo poner muchas letras. Pasen buenas y bonitas fiestas, diviértanse y si toman... inviten... jeje, aunque me conformo con saber que se cuidarán mucho.
Uhm, se que no todos se sienten muy a gusto con las fiestas navideñas y del fin de año, pero creo que es mala onda el terminar en la depre o buscándole tres pies al gato, de modo que les dejo, para cerrar este año, una pieza hermosa: Tango Etude no. 4, del genial Astor Piazzolla; una de los Estudios tanguísticos compuestos sobre todo para alientos, en este caso, flauta.
Anímense... ahora que, si de plano las fechas son para cortarse las venas con un ejote, entonces escuchen al maestro John Download, genio tenebroso del siglo XVI, pero ese no lo pongo, no lo pongo, solo recomendaría su bellísima Flow my Tears. Felices fiestas y que el año que viene sea mejor en todos aspectos.
Y sin más cháchara... Nina Perlove:


lunes, 28 de diciembre de 2009

Mikel...

Música de Mikel Erentxun puede recetarse en boticas de antaño, atendidas por dependientes bonachones con cara de niños y miradas tiernas, que dirán: "ah, sí, escuche al de Donosti... para mal y para bien siempre tiene algo que contarle".
Y salgo de esas boticas, llenas de tarros y de olores encontrados para ir a la Parroquia, al último rincón de Tepe que esté a salvo de los sentimientos y me sentaré a escuchar su música. Pero... aunque no sea de botica, aunque sea de mi maltratada colección de música, lo escucharé. Hace falta, hace falta:




miércoles, 16 de diciembre de 2009

¿Bailamos?

¿Bailamos? No es que sepa bailar, pero todo en este mundo es expresión. Hablan las bocas, hablan los dedos, platican los paisajes e incluso hay un punto donde los besos se convierten en frases contundentes: palabras con aromas. El cuerpo entonces, también habla, usa sus extensiones, dice, suplica, se convierte en poema y en prosa delicada que te envuelve.
No sé bailar. Pero este baile no es seguir los pasos, simplemente, dejarse llevar.


miércoles, 9 de diciembre de 2009

Krishna, iusnaturalismo, días que fluyen!!



Me siento bien. Si tu lees esto sabrás que es más poderosa tu influencia que la de los planetas. Es más, hasta tuve ganas de volver la mirada sobre el derecho: "hey, ratón de biblioteca, no pusiste en la práctica los libros".
Estoy muy atento al Bhagavad Gitá, diálogo entre la Suprema Personalidad de Dios, Krishna, y el discípulo y amigo Arjuna. En los campos de Kuruksetra, Arjuna "siente temblar los huesos de mi cuerpo y mi boca se seca", al ver que tiene que dar muerte a multitud de amigos y aún parientes; que tiene que llevar desolación y dolor porque así están dispuestos sus deberes prescritos. Arjuna siente recelo por tener que dar muerte, lo que le llevará a otro ciclo kármico. Krishna le instruye en una libertad de acción que justifica no sólo la muerte sino el desapego a muchas más cosas del mundo material. Ahí está el punto de quiebra. ¿Justificación? ¿Será que Krishna es el mismo Dios de los juristas naturalistas?

El iusnaturalismo, pocas palabras, es ese derecho que es justo y bueno por sí mismo. Santo Tomás de Aquino lo redujo en el Tratado de la Ley de una manera sobria: "La ley natural es la impronta de la ley eterna sobre las cosas". Además agrega: "La ley natural se ha realizado por el hecho de que Dios la ha impreso en las mentes de los hombres". Derecho justo asi denominado solo puede llegar a ser posible en mejores condiciones, en otro mundo. El derecho natural es entonces un ideal de derecho.
Pero estoy con Arjuna. La arenga de Krishna no necesita justificarse porque el obrar de Arjuna está dentro de una contemplación y un diálogo con la divinidad. Que haya violencia significa no más que el mismo Dios quiere que haya violencia. Esa enseñanza de Krishna es egoísta plenamente, pero las categorías se desdibujan. Krishna está enseñándole a su amigo Arjuna el buddhi-yoga o "sendero de la Iliminación". Le excita a cumplir su deber de guerrero, a no temer por dar muerte a sus amigos y familiares, porque en realidad, dice Krishna, el alma jamás muere. No es precisamente una justificación, porque aquí Krishna está entre los vivos, conduciendo el carro de guerra de su amigo Arjuna. Si realiza su deber, así sea matar y sembrar destrucción, con desinterés y libre de todo apego, estará realizando el camino de su salvación.

No hay justificación. Eso me deja azorado. El mismo Santo Tomás habla de la guerra por causas justas, y Francisco Suárez justifica el tiranicidio. No hay causas justas en el diálogo del Gitá porque no existe semejanza con nuestras categorías éticas. Las de Krishna están en un nivel desconocido para nuestro iusnaturalismo; un sistema de derecho más que ideal, inaudito, pues obedecer a la divinidad es Ha-cer, es Ser la divinidad, y de paso servir como pedagogía, como dice el verso 21:

Los hombres comunes siguen los pasos de un gran hombre, cualquiera que sea la acción que ejecute. Y cualesquiera que sean las normas que él establezca mediante sus actos ejemplares, son seguidas por todo el mundo.

Y si no existe esa "causa justa" es porque no hay similitudes con la idea cristiana del Vicario de Dios en la tierra, ni de reyes "ungidos por obra y gracia de Dios". Un poema védico nos dice:

No hay nadie más grande que Él o igual a Él. Él tiene muchas potencias, y así, Sus hechos se llevan a cabo automáticamente, como un secuencia natural.

Krishna es el maestro que acude a iluminar a su discípulo, haciéndole ver que todos tenemos la obligación de cumplir nuestros deberes prescritos y en todo caso, que él, siendo bhagayan, o sea, "Personalidad Suprema" es el creador, el mantenedor y el destructor de Universo. Arjuna, el arquetipo del devoto que ha depositado su vida en la contemplación del yo y en realizar el designio de Krishna tiene que entrar a los campos de Kuruksetra y comenzar una carnicería. Krishna le ataja que se han intentado todos los medios para evitar la muerte, pero que ahora, es deber el comenzar la batalla.
Eso me hace pensar en los argumentos presuntamente isunaturalistas que sustentaban los soldados del muro de Berlín: "maté porque obedecía órdenes", y las muchas interpretaciones de derecho en el sentido de que no existen justificaciones para dar muerte a otros individuos.
Pero el caso del Bhagavad-Gitá es completamente fascinante, pues no hay justificación, ni valdría siquiera hablar de la voluntad de Kant, ni la libre autodeterminación de uno mismo como sostén de la moral. Krishna corrige a las sociedades por su caracter de Suprema Personalidad de Dios, que no necesita ocupar leyes o imponer normatividades. No hay código que trastoquen sus actos porque a pesar de que los Vedas son escrituras reveladas con regulaciones, Él las trasciende y cualquier acto que realice no puede violentarlas. Krishna viene en momentos críticos mediante la srjami "el señor se manifiesta tal como es". Los humanos no tienen entonces un modelo de derecho que sea ideal puesto que su meta es ser plenos en la divinidad, y los humanos saben que a lo más pueden obedecer a Dios, pero no aspirar a ser idénticos a él.
El puente entre esta visión y la tradición cristiana es muy largo, pero podemos ver el iusnaturalismo por analogía y comprender que esencialmente, el derecho es inaprensible en sentido general.
Como el hinduismo, va más por la idea de la liberación que por la de control.




sábado, 5 de diciembre de 2009

Soñar

Tengo sueño. No lo puedo evitar, incluso me gusta. Pienso en la Sámsara: que el sueño es lo que podemos tener de divinos, pues también creamos universos con su lógica y sus destinos. Pienso además, que las horas de sueño no son tiempo perdido sino una parte de nuestra vida. Que le vamos a hacer, si soñé que despertabas a mi lado lejos del frío, pero también soñé que pasabas de largo por la avenida cerca de tu trabajo.
En las ideas de los sueños hay de todo, los que dicen que el sueño es una manera de sacar el exceso de ideas de la cabeza, los que dicen, nada de eso señor, que el sueño es un analgésico neurológico vital e insoslayable, he dicho. Hay los que son indiferentes, los que los atrapan en un círculo de plumas y cuerdas, los que no sueñan. Los que soñamos demasiado.
Lehmann y Koukkou siguen a su maestro Freud: dormir es revisar nuestras concepciones infantiles con formulaciones posteriores. ¡Qué aburrido sería soñar! sería el equivalente de una constante revisión sin la que no podríamos vivir, más resulta que a pesar de no volar, de no vivir en las nubes y de haber muerto mil veces en manos de ogros y fantasmas seguimos cachetones y rosaditos despertando cada día.
Francis Crick era más duro: soñar es un proceso de desaprendizaje de todo lo irrelevante que ha entrado en el cerebro durante el día. Buu!! Sí, fue irrelevante, pero ¿así porque así se irán los coches, las casas y el suéter azul que vi durante el día? El señor tocando guitarra en 5 de febrero, los choferes que se mientan la madre, una parejita que se abraza todo lo largo del zócalo, el señor que nos dió la camioneta del estacionamiento... ¿todos son irrelevantes?
Heredero de Aristóteles tengo que buscar un punto intermedio, sobre todo antes de que caiga sobre el teclado. Ni revision ni desaprendizaje. Soñar es vivir, "que la vida es un sueño y los sueños, sueños son".
Toería del Sueño de Masa: soñar es encender el botón de la vida absurda que todos tenemos y como mecanismo neurológico, el sueño permite señoras y señores, no morir de tanta realidad. Duérmase ya que si es feo que la vida se vaya anodinamente es terrible que el sueño pase en blanco.
A dormir... tu que lees esto, voy a soñar contigo, es decir, voy a vivir contigo.
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