Hoy, 1 de septiembre, se inicia el periodo ordinario de sesiones en la Camara de Diputados. Si lo sé no es tanto por lo que nos enseñaron en la carrera como porque de niño el día 1, el presidente iba a rendir su informe y eso era señal de dos cosas: la más grandísima aburrición que podía haber en la vida (todos los canales lo pasaban: datos y datos, números y números), y claro, porque ese día no habían clases.
Pensaba que esa barbaridad se perdería en la Historia, pero ayer, el nuevo líder de la bancada del PRI, Francisco Rojas, se avienta la puntada de decir que lo PRI-mero que hará su partido es presentar una iniciativa para que el Presidente nuevamente asista a la Cámara a rendir su informe. Recordemos, años atrás, cuando Fox parecía un apestado, el propio PRI gestionó que ya no pisara con sus botas el recinto y que simplemente mandara el papeleo, con lo que el 1 de septiembre pasó a ser un día más en el calendario. Total, la verdad es que nadie pelaba al "siñor" presidente y pues de lejitos todo es más bonito, y quizá hasta se habían hartado de aplaudir a lo tarugo o de mentar madres al vacío.
Ahora resulta que su mamá dijo que siempre no. El señor Rojas, cercano a Carlos Salinas y cercano al seguramente próximo candidato del PRI Enrique Peña Nieto se justificaba diciendo que el próximo año se celebrará el Bicentenario y que es necesario que volvamos a la vida republicana, con discursos y con líderes: ¿necesitamos la oratoria de Peña Nieto? ¿en verdad queremos que vuelvan esos tiempos?
El Informe de Gobierno es cierto, una parte de las democracias, pero hoy, la democracia no se hace con discursos a la Gettysburg, ni mucho menos con camiones de acarreados que aplaudan todo lo que diga el presidente. El 1 de septiembre era la gran fiesta del gran tlatoani. Se aplaudía todo, se paraban las actividades. Incluso en los pueblos, el informe se oía por radio en las oficinas que no podían parar por obvias razones. En la penosa historia de México, y eso nos lo cobrarán caro las generaciones futuras estoy seguro, llegaron al extremo patético de aplaudir a un presidente que se le ocurrío ponerse a llorar ante el pueblo (con gran discurso repbulicano, jaja) "y nos nos volverán a robar".
Asi que, Señor Rojas... necesitamos no vida republicana, necesitamos una nueva república. Y en esa, escúchelo bien, no tendrán lugar "personas" como usted que aspiran supongo, más al día de descanso obligatorio que a los aplausos y al confeti que hay que echarle a su Jefe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario